Prostituta de Cuello Blanco
Por: Edward Pérez
El ciudadano de la frontera
Como aquella hermosa canción de Sandro "ave de
paso" así muchas mujeres se pasan la vida, de árbol en árbol.
Entre los 18 y los 27 años, muchas entienden haber
adquirido el elíxir de la juventud, una realidad idílica…
Cada quien tiene su momento de fama, pero muchas
mujeres entienden que esta, el lujo y la vitrina son algo que la colocaría por
encima de las demás; sííí!... por encima de aquellas que decidieron educarse,
llevar una vida de austeridad y límpida.
Guillotina de la demasiada publicidad
Entre los 18 y 27 años, muchas entienden que su nicho
fuerte es la publicidad con un militar de alto rango, pelotero, con un
empresario, un político y al final con un viejo que solo brinda el placer de
pagar las cuentas.
Sus perfiles en redes sociales abultados de historias
efímeras y de lindos y bohemios momentos, son la pura realidad de un corazón
vacío.
Muchas mujeres optan por hacer otro tipo de
publicidad, solo muestran fotos del lugar que visitan y unas que otras selfis,
asegurándose de que no salga la pareja del momento en dicha imagen. Obvian que
la publicidad ya está hecha porque andan con un hombre y que en la mayoría de
los casos son quienes dicen en los grupos de amigos "me estoy dando a fulana,
pero ella aparenta una cosa que no es, esa tipa es una frívola”. Diciendo esto
por dos razones:
1: para demostrar que son los machos alfa de la manada
de eyaculadores precoces.
2: decir que la mujer es mala en la cama, aunque sea
todo lo contrario aleja a los demás de su presa.
Muchas creen que romper la velocidad del sonido en
vuelo es lo que la coronará como las reinas mientras se goza de Lozana vitalidad.
Los alborozos momentos no le permiten ver que a los 33
años se disparan todas las luces amarillas del tablero indicando, poco
combustible en el tanque, neumáticos desgastados, pérdida sensorial de
movimientos y bolsas de aire desinfladas.
Cuando la vida parecía ser un frenesí que no tendría
límites, llegan los tristes 38 años. Entonces es cuando se hace una vista
panorámica al pasado.
A lo lejos alcanzan a ver a sus contemporáneas,
felices con sus hijos, vehículos, casas y lo más importante un hogar.
Comienza la difícil tarea de buscar la cobija para la
vejez. Llegan muchos que soñaban con tenerla a ella en su cama, pero se le
hacía imposible porque años atrás no podían competir porque su precio era demasiado
alto. Esta caída es como las bolsas de valores, cuando las tendencias a bajar
van en picada, nada detiene el descenso.
Ya en un intento desesperado comienzan a llamar a sus
ex para ver cuál de ellos puede ir a su rescate. Pero cada llamada es una
puñalada al corazón, ya que se entera de que ellos son felices con sus esposas
y que ella no se dio valor cuando su precio estaba bien valorado en el mercado…
ahora solo quedan recuerdos de momentos extasiados y una vejez prematura.
Razón por la que desesperadamente he visto una mujer
de 40 años con jovencitos de 22, a esta edad llega la fiebre de hormonas y la
realidad de la soledad.
Movieron sus nalgas a ritmo de billetes sin percatarse de que jugaban también el papel de prostitutas que nunca nadie la tomó ni la tomará en cuenta para una seria relación.
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